domingo, 2 de marzo de 2014

MAZO Y CINCEL

Se me insta desde la columna B a que mi último trabajo como aprendiz sea el trazado de una plancha cuyo tema sean las herramientas del aprendiz, lo que me dispongo a hacer con sumo gusto, esperando cumplir el objetivo.

Comenzaré diciendo que además de compartir el amor por los libros con mis hermanos, una de las cosas que siempre me ha atraído especialmente son las herramientas, es decir las herramientas de trabajo real, operativas como diríamos nosotros.

Lo que pretendo analizar, es de qué forma el uso y manejo de las herramientas a lo largo de la historia y prehistoria de la especie humana han sido y son en gran parte responsables de la evolución intelectual y tecnológica del ser humano. Ya hace 3 millones de años desde la diversificación de los homínidos y la separación de las diferentes ramas de los primates entre los póngidos o primates antropomorfos y la del género homo (al que pertenecemos), parece ser que una de las teorías científicas más aceptadas es la del homo habilis que surgió hace unos 2 millones de años, también conocido cono homo faber, es decir “el que fabrica o construye”.

Esta teoría se basa en que en un momento dado de la evolución de los homínidos se desarrolló la capacidad de oponer el dedo pulgar a los restantes cuatro, dotando así a una especie de primates de gran habilidad para la construcción y el manejo más complejo de herramientas.

Parece ser que de este modo se comenzó, mediante la capacidad del uso de herramientas y la posibilidad de modificación de los elementos de la naturaleza, unida a la bipedestación, a pensar y a desarrollar posteriormente una capacidad craneal mayor y una inteligencia superior a la del resto del reino animal.

De esta forma, igual que es aceptado que la evolución natural se basa en el principio de que la función o la necesidad creó al órgano y no al revés, cuando algunas ramas de los homínidos comenzaron a desarrollar una mayor capacidad cerebral y probablemente a intentar manejos y fabricación de herramientas básicas, comenzaron a adaptarse fisiológicamente a la utilización de herramientas, esto unido a una mayor inteligencia pudo ser una circunstancia determinante a la hora de la evolución de un simio en lo que en la actualidad somos.

Me gustaría hacer una descripción de herramienta:
Las herramientas, nacen siempre de la necesidad de realizar un determinado trabajo o de solucionar algún tipo de problema, no hay más que echar la vista atrás para darse cuenta de cómo a lo largo de la historia nos hemos esforzado por concebir y utilizar herramientas y mecanismos cada vez de mayor complejidad para resolver los más diversos problemas y ayudar al hombre en sus tareas y trabajos.

El término herramienta se refiere a las herramientas de mano que normalmente nos vienen a la cabeza (martillo, hacha, paleta, etc.), pero en el sentido amplio de la palabra es todo aquello que permite al hombre realizar un trabajo, así, una herramienta de circunstancias empleada en la prehistoria no era otra cosa que una piedra convenientemente afilada atada a un palo, también puede servir un largo tronco como palanca, sirva estos ejemplos solamente para ilustrar cómo la palabra herramienta en un sentido amplio puede referirse actualmente desde a un bolígrafo, una excavadora, un teléfono, o una motocicleta, si estos nos sirven para cumplir un objetivo o para trabajar.

Si un escritor utiliza una pluma o un procesador de texto de última generación es irrelevante, lo importante es que ambos le permiten realizar su trabajo y será el profesional quién decida qué herramienta utilizar.

He tenido la oportunidad de manejar muy diversos tipos de herramientas, y la verdad es que no hay mejor maestro para la realización de un determinado trabajo que una herramienta, creo que realmente las herramientas, desde las más simples hasta las más sofisticadas, pueden enseñarnos algo y no solo eso sino que con la destreza y el paso del tiempo y el trabajo constante uno va adquiriendo parte de la esencia de esa herramienta, un maestro de oficios me dijo hace tiempo, “comienzas a dominar una herramienta cuando dejas que la herramienta haga su trabajo”, es decir que un hacha solamente sabe cortar madera y cuando la persona llega a un grado de manejo tal que la mente no limita el funcionamiento de la herramienta es cuando realmente es eficiente en su trabajo porque no influye con sus pensamientos, es decir que el cuerpo ha reconocido el lenguaje de la herramienta y automatizado los movimientos que la permiten trabajar eficientemente según alguien la pensó y fabricó.

Puede parecer algo extraño lo que digo, pero ¿qué diferencia encontramos entre un experto profesional y un maestro? Para mí la respuesta es que el experto conoce y domina la técnica del trabajo en cuestión, probablemente también tenga los conocimientos específicos sobre el trabajo, pero el maestro es sin duda alguien que conoce el manejo de las herramientas y todos las dificultades, secretos y entresijos de su oficio y está dispuesto a enseñarlos, él ha descubierto todo lo que la herramienta tiene que aportar a su profesión y cómo sacarle el mayor provecho, una frase sobre esto que me gusta mucho es “que un autentico maestro es alguien que conoce el camino y ha vuelto para enseñarlo”.

La capacidad de formar personas (aprendices, compañeros y maestros), que las utilizaran con destreza cada uno en su grado y condición han sido un punto importantísimo a la hora del progreso de las distintas civilizaciones históricamente, tanto es así, que los pueblos que han sido hábiles en el manejo de herramientas se han podido defender o atacar con mayor efectividad a otros y por tanto sobrevivir.

Las herramientas del aprendiz son: el mazo, el cincel y la regla de 24 divisiones, además de otras que se encuentran presentes en la logia de aprendiz y que éste puede observar, pero no trabajar con ellas.

Comenzaré describiendo el mazo. ¿Qué es un mazo? Un mazo es la solución al problema de golpear algo con contundencia, es una extensión de nuestro brazo o brazos para mediante una mayor palanca dada por la longitud del mango conseguir mayor fuerza de golpeo, además en el extremo llevará una parte pesada de diferentes pesos y formas dependiendo del trabajo a realizar, también los nombres con los que se le denomina cambian según el tamaño, forma y también el área geográfica (maza, mazo, maceta, mallo, martillo, etc.). Algo tan simple como un mazo puede tener tanto operativa como simbólicamente mucho que enseñar, un mazo nos enseña que la fuerza de un hombre bien aprovechada y en la dirección correcta puede realizar enormes tareas, así tenemos que con un mazo y unas cuñas de metal podemos partir un gran bloque de piedra, o cómo con simples mazos se tallaron las piedras que dan forma a los templos que se han mantenido en pie durante siglos, y esto es algo que las obras de ladrillo producido industrialmente en la actualidad no consiguen.

Simbólicamente en masonería se da esta herramienta al aprendiz para que comience el trabajo de convertir su piedra bruta en piedra cúbica, esta herramienta es específica del aprendiz porque el aprendiz en el taller representa la fuerza de la ilusión, de las ganas de trabajar, de la necesidad imperiosa de saber, de la inquietud de los primeros pasos en el taller.

También hay que decir que el mazo es, dentro de las herramientas del constructor una herramienta básica, de trabajo duro, sencillo, agotador, y humilde pero sin el cual no se podría levantar ningún templo, si no hay mazos que desbasten nuestras piedras no se pueden convertir en cúbicas para posteriormente poder utilizar otras herramientas de trazado y medición más sutiles y precisas, de esta forma las herramientas del aprendiz son la base de nuestra construcción, debido a que si no comenzamos por el trabajo más duro, que es el golpeo, la forja y el endurecimiento de nosotros mismos enfrentándonos con nuestras imperfecciones, nuestros miedos, nuestras frustraciones, golpeando en aquellos lugares donde debemos mejorar, siendo humildes como aprendices pero con ganas de mejorar y perfeccionarnos en el arte u oficio, si no hacemos esto antes de nada, podremos tener muchas herramientas después en los grados siguientes, pero no tendremos piedras cúbicas para colocar y ofrecer al templo y no formaremos parte de éste.

Otra herramienta del aprendiz es la regla de 24 divisiones, esta nos enseña la rectitud, y también la justa medida, además tiene las mismas divisiones que el día, de esta forma nos dice que debemos medir nuestro tiempo de trabajo y descanso, una división muy antigua de este y que se aplicaba en gremios de constructores sería dedicar 8 horas al trabajo, otras 8 horas a la ayuda al prójimo y al estudio y las 8 restantes a descansar.

La tercera herramienta que tiene el aprendiz es el cincel, el cincel es la herramienta que convierte el simple golpeo sin control del mazo, en trabajo. Realizando los cortes con precisión en los lugares donde es necesario, de igual forma que el mazo, existen multitud de clases de cinceles dependiendo de su tamaño, forma y del material que están destinados a trabajar, también como el mazo existen distintos nombres que cambian según la zona geográfica que nos encontremos y también del tipo de cincel, así, nos encontraremos con (cortafríos, punteros, cuñas, puntas, escoplos, formones etc.), pero todos tienen un manejo similar y necesitan del empuje del mazo para realizar su función.

Es muy importante esta observación, la de que el cincel sin el mazo no sirve de nada, porque simbólicamente tenemos que combinar la energía del empuje del mazo con el uso inteligente en la aplicación de esta con el cincel, tenemos pues que la fuerza debe ser siempre guiada con inteligencia para poder realizar un trabajo que nos haga mejores cada día, así, mientras debemos tratar de mantener ese impulso inicial y la energía y ganas de trabajar del aprendiz mediante el uso del mazo y también debemos elegir con cuidado e inteligencia aquellos lugares donde aplicar nuestra fuerza mediante el uso del cincel para descargar de material sobrante nuestra piedra golpeando rítmicamente y estableciendo así un método de realización personal que simbólicamente se podría asemejar al modo en que un escultor observa un gran bloque de mármol.

El maestro escultor o cantero no ve un simple bloque de roca sin forma especifica, sino que ve la forma perfecta que podrá sacar de allí y de hecho la escultura o polígono siempre se encuentra dentro del bloque inicial, solamente hay que quitar o rectificar todo el material que sobra para poder llegar a la obra maestra, pienso que de esta forma debemos actuar en nuestro trabajo interior.
Todos tenemos en nuestra mente una idea de lo que puede ser un hombre en el sentido en el que nuestro hermano Rudyard Kipling describe en su famoso texto.

Un hombre completo, perfecto, sin mancha, un ejemplo a seguir para los que le rodean, puesto que hemos elegido esa vía y nos queda mucho por hacer para intentar siquiera llegar a ser ese hombre ideal, que seguramente será una mezcla de hombres que pasaron por nuestra vida y nos dieron, y nos siguen dando ejemplo, me propongo pues decir que no solo simbolizamos ese bloque sin forma para construir nuestro templo, sino que realmente visualicemos la piedra que todos llevamos dentro y que queremos llegar a ser, y así mediante las herramientas y el método que la masonería ofrece a los aprendices podemos intentar visualizar ese bloque simbólico en todos y cada uno de nuestros hermanos, algunos nos han precedido en el camino y nos ayudan y enseñan, para con su ejemplo hacernos ver la piedra perfecta que llevamos dentro, para poder quitar todas nuestras imperfecciones y tal vez algún día llegar a conseguir ser un hombre, un ser humano en todo su significado, y si no seguro que el camino habrá merecido la pena ser andado.

Así lo he pensado y he querido compartirlo con vosotros.

S.·.F.·.U.·.

D.N. C.·.M.·.

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